Cuando terminó su enseñanza básica, decidió no continuar con sus estudios y comenzó a trabajar. Siempre comentó que no quería ser dependiente, por lo mismo buscó la forma de ganar plata sin tener patrón. De esta manera, de forma muy humilde, empieza la venta de diarios. En sus primeros años como diariero realizaba las entregas caminando. Como era muy ordenado en sus platas juntó lo suficiente para comprarse una bicicleta, haciendo menos sacrificado el trabajo y una entrega más rápida.Pasaron unos años y se instaló con un Kiosco en frente de la plaza, en un pedazo de terreno arrendado por la dueña señora Margot Oróstica. Aquí agranda su giro y agrega cigarrillos y confites, pero nunca dejó de ir a repartir los diarios a las casas de sus queridos clientes. El Kiosco era un espacio donde muchas personas compraban sus productos y otros, porque no decirlo, iban a pedir prestado diarios o revistas y después que se informaban gratis, se los devolvían.Con esta forma de trabajo, la comunidad Hualquina por completo llegó a conocerlo, dándose cuenta de los maravillosos sentimientos de ayuda y solidaridad, que Robinson, albergaba en su corazón; además siempre destacó por tener una disposición permanente a solucionar los problemas de los demás. Por lo mismo decidió ingresar a los bomberos de la comuna, teniendo varias experiencias fuertes, siendo la que más lo marcó, el incendio de dos casas vecinas, de donde él vivía, calle Bombero Perret, mientras ayudaba a sofocar las llamas hurgueteando entre los escombros, encuentra el cuerpo de un niño, lo toma en brazos corre con él a pedir auxilio, pero ya nada se podía hacer, el niño estaba carbonizado, experiencia que lo dejó emocionalmente muy choqueado.Otro pasaje importante de su vida fue cuando, un poco aburrido de la rutina de su trabajo quiso salir a probar suerte en otras latitudes, es ahí donde viaja a Buenos Aires a la casa de su hermano mayor, Manuel y, trabaja en restaurantes lavando loza. Trabajo y experiencia que le gustó, pero el amor a su patria y a su comuna fue más fuerte y volvió retomando nuevamente su venta de diarios y su Kiosco.También importante de destacar es que por años todos los días, de Lunes a Sábado viajaba a Concepción a pagar y comprar sus mercaderías y desde Enero del año 1987, cuando nace su sobrino Andrés, nunca dejó de ir a verlo, sólo se conformaba con estar 5 minutos mirándolo o tenerlo en brazos y continuaba a hacer sus compras para volver a labores diarias en su Kiosco.El último viaje que hizo a Concepción fue el sábado 17 de Junio del año 1987, realizó la misma rutina de siempre, estuvo un poco más tiempo en la casa de su sobrino, conversó un poco más de lo habitual, recordó su estadía en Buenos Aires, entre otras cosas, pero nada dijo que hiciera pensar que tenía algún problema grave, se despidió y se fue para irse a donde está hoy...en el cielo.
Biblioteca Marcela Paz....Hualqui
Fuente de Información: María Cristina (Hermana)
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